lunes, enero 27, 2014

LA METACOGNICIÓN


"Metacognición" es un concepto discutido y aún poco claro al que se le atribuyen diversas acepciones. La mayoría de los autores proponen dos significados diferentes que se encuentran estrechamente vinculados; es decir, concebir la metacoginición como producto o bien como proceso.
Nos referimos a la metacognición como producto cuando la vinculamos con el conocimiento que tenemos sobre nuestro funcionamiento cognitivo. Éste es un conocimiento declarativo, “el saber qué”, por ejemplo, saber que la organización de la información en un esquema, facilita la comprensión.
Al referirnos a la metacognición como proceso, aludimos al conocimiento de los procedimientos de supervisión y de regulación que implementamos sobre nuestra actividad cognitiva al enfrentar una tarea de aprendizaje. Éste es un conocimiento procedimental: “saber cómo”, por ejemplo, saber seleccionar una estrategia para la organización de la información y estar en condiciones de evaluar el resultado obtenido.
La actividad metacognitiva supone la capacidad que tenemos de planificar qué estrategias hemos de utilizar en cada situación, aplicarlas, controlar el proceso, evaluarlo para reforzarlo o para modificarlo.
Hacia 1976, John Flavell se refiere a la "metacognición" como el conocimiento que tenemos acerca de los procesos y productos cognitivos que implica el conocimiento de la propia actividad cognitiva y el control sobre dicha actividad. Es decir, conocer y controlar:
1. Conocer la propia cognición quiere decir tomar conciencia del funcionamiento de nuestra manera de aprender. Por ejemplo: saber que extraer las ideas principales de un texto favorece la comprensión.
2. Controlar las actividades cognitivas implica planificarlas, controlar el proceso intelectual y evaluarlos resultados.
Según Flavell (1997, en Mateos, 2001) la capacidad metacognitiva se va desarrollando y adquiere más complejidad a lo largo del tiempo, siendo su desarrollo evolutivo de la siguiente manera: de tres a cuatro años, los niños anticipan muchos resultados de sus acciones; desde los cuatro a cinco años, los niños  demuestran conocer sus limitaciones; entre los cinco y los seis años ya tienen conciencia de lo que saben o no saben sobre un tema y sus afirmaciones son más fiables: de siete a ocho años valoran su comprensión con respecto a una información: los niños a los ocho a nueve años, planifican mentalmente actividades a corto plazo; entre los diez y once años, expresan oralmente algunos procesos cognitivos de forma correcta; y, desde los once hasta los doce años, se muestran capaces de facilitar el recuerdo de algunas ideas elaborándolas propositivamente. A partir de esta última edad se manifiesta el pensamiento metacognitivo que caracteriza al de la cognición adulta.
Las habilidades metacognitivas constituyen un conjunto de operaciones mentales que tienen como fin enseñar al alumno a controlar su propio aprendizaje, a darse cuenta de qué, cómo, cuándo y qué grado de satisfacción  le proporciona lo que aprende, ya que gracias a ello podrá adquirir autonomía y auto regularse en cuanto al aprendizaje.
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