
En
el caso de los niños estos cambios a los que deben adaptarse (el destete,
controlar esfínteres, etc), producen un cierto grado de ansiedad o angustia, debido
a su inmadurez emocional. En algunos casos influyen notablemente en su conducta
y se expresan en forma de berrinches,
llantos, etc.
Sin
embargo, es en la transición de una etapa a otra en que se suele ver a muchos
niños mostrar un apego a algún objeto (manta, peluches,etc.)
o un comportamiento (chuparse el dedo). Esto sucede debido a la necesidad que
tienen de buscar un medio para encontrar calma.
Como
se menciona en los ejemplos será común ver que muchos bebés y niños pequeños se
chupan el pulgar cuando se duermen, en los momentos de aburrimiento o de
tristeza. Otros niños necesitan tener junto a ellos un muñeco, un peluche, un
trapo, una pequeña manta o una prenda de vestir, cuando van a dormir (es decir,
cuando se separan de los padres), ya que les produce tranquilidad y de manera
simbólica mantienen una unión con el entorno. Esta noción ha sido creada por el psicoanalista Donald
Winnicott.
Por
lo tanto, es necesario que los padres tomen con calma estas actitudes y
procuren no alarmarse, pues no se trata en ningún caso de una actitud infantil
regresiva que se deba combatir… es absolutamente normal.
Consejos para
los padres
·
Los
objetos transicionales deben respetarse.
· La
evolución natural del niño y su madurez psicológica hacen que termine por
abandonarlo, habitualmente entre los 8 y 10 años.
·
Se
sugiere observar si el apego en momentos determinados o esta manifiesto todo el
tiempo. Esto último puede significar una dificultad para adaptarse.
·
La
persistencia de un apego excesivo más allá de los 10 años puede estar
representando una dificultad irregular para adaptarse o madurar, por lo que se
sugiere consultar con un especialista.
Lic Nathaly Chirinos Ruiz,
CPsP
Nº 21367
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